viernes, 7 de mayo de 2010

Antigua receta de tortilla.

En primer lugar has de hacerte con un terreno adecuado para Septiembre. No ha de ser demasiado grande (no olvidemos que estamos hablando de unos ocho comensales), pero para dicho mes debe estar ya limpio y arado. Es entonces época de siembra. Es aconsejable utilizar una buena semilla, pues al final es más rentable, y no vamos a andar escatimando en calidad desde el principio. Si el año es bueno, llueve lo suficiente y las plagas se comportan con cortesía, para marzo estarás admirando unas hermosas espigas. Tras la siega, se hace necesaria una limpieza y selección, quedándonos únicamente con los granos de trigo con mejores características. Es ahora cuando estamos en condiciones de realizar la molienda, para ello existen las más diversas técnicas y herramientas, aunque abundando los molinos por estas tierras, parece lógico que intentes ganarte el favor de alguno de sus operarios. El trigo molido precisa de reposo para dar lugar a una buena harina, le daremos un mes aproximadamente. No te preocupes porque ese tiempo lo aprovecharemos para otros menesteres.

Por otro lado es importante que consigas levadura, puedes cultivarla tu mismo, pero es más recomendable adquirirla de alguna otra manera (el cómo es ya cuestión de gustos y estómago). Agua y sal se da por hecho que tienes acceso a ella, y en cualquier caso no es motivo de esta receta dar las claves para el autoabastecimiento. En fin, tras mezclar los ingredientes en una proporción que no viene al caso, has de amasar el producto obtenido hasta darle consistencia y forma. Es ahora cuando entran en juego los recursos, es imprescindible que localices un buen horno de leña, en los pueblos medianos suele haber al menos uno. Al igual que en el caso de los molinos, es probable que te permitan hacer uso de él mediante algún trueque. Finalmente, tras el tiempo de cocción idóneo, tendrás entre tus manos un crujiente y a la vez tierno pan, que no es tortilla pero la acompaña muy bien.

En cuanto a la tortilla, antes de nada tendrás que procurarte de bastantes huevos. Para ello tienes varias opciones, la más directa es obtenerlos en una granja, corral o similar (también puedes intentar cambiarlos por un poco de tu harina), aunque también puedes comprar una gallina ponedera y no comértela (al menos hasta que haya puesto una docena aproximadamente). En cualquier caso insisto en que deberías conseguir huevos, porque la tortilla sin ellos queda muy mal. Tras conseguir éstos, los cascas y extraes el rico y nutritivo jugo de su interior, y lo bates (a estas alturas ya deberías saber lo que significa batir). Ahora necesitas algún instrumento a modo de sartén y un poco de aceite de oliva (en otra ocasión diremos como elaborar uno bueno). Una vez al fuego, es cuestión de que se haga bien pero quede jugosa. Este punto sólo se consigue con la experiencia, y por consiguiente en las familias más cercanas a los siete reyes, entre los que se encuentran los afortunados cocineros de palacio.

En ocasiones surgen dificultades a la hora de obtener algún ingrediente o en el acceso a alguna instalación, en ese caso, si eres mujer o tienes esposa, puede que el señor del pueblo, muy amablemente, se ofrezca a ayudarte...pero esa es otra receta, y no puedo asegurarte qué sabor de boca te dejará.

Si has conseguido hacer la tortilla, y lo has hecho siguiendo los pasos aquí descritos, cuando la pruebes... talvez te sepa a poco, pero la devorarás. Pero si lo que buscabas era tortilla de patatas…ah amigo, eso ya es otra historia.


También es cierto, y no quiero yo engañar a nadie, que por suerte y por desgracia, hoy, sólo para algunos, existen otras recetas más sencillas y accesibles.

1 comentario:

Pablo Copola dijo...

Me ha recordado a algunos absurdos y brillantes cuentos de Cortazar, léase, por ejemplo, Instrucciones para subir una escalera.
Pd. Por supuesto, tonto de mí, desde el principio la imaginaba de patatas.
Sonrío